La niña que daba besos y dejaba ser besada

Lucah von Steiner era un brillante alumno de sobresaliente que soñaba con ser modelo. Me lo confesó un día que nos sentamos sobre la escalera que daba al patio, y yo le prometí que sería su fotógrafa personal.

A medida que cogíamos confianza, Lucah me contaba anécdotas de su viaje desde Bonn hasta Brujas cuando sus padres murieron en un incendio y el resto de su familia huyó a Ámsterdam y Varsovia, desentendiéndose así por completo de él. Así, Jeanne lo conoció sentado a la orilla un canal, decidiendo entre si arrojarse a él o seguir haciendo frente a las calamidades que cada día le regalaba la vida, sin dinero y con mucha hambre. Tenía una sensibilidad innata para empatizar con la gente que jamás había advertido en ninguno de mis compañeros varones y que, debo decir, me asombró casi al primer instante en que entablamos conversación por primera vez. No era muy charlatán, pero tenía el don de saber escuchar y opinar críticamente sobre cualquier problema que le planteara. He de decir también que Lucah sólo me escuchaba a mí y que aquello no se debía a que pudiera tener un interés sexualmente afectivo hacia nuestra relación ya que, sin necesidad de que ninguno de los dos lo dijera, aceptábamos que no compartíamos ese pensamiento por pura incompatibilidad emocional: Lucah sentía celos de Jeanne cuando ésta traía a las fiestas anuales del orfanato a su amante, el apuesto capitán de la guardia real de Viena Cédric von Haussen; y yo, por el contrario, sentía celos de ese desgraciado por el mero hecho de que se acostaba en la misma cama que ella.

Un año después de confiar mis ratos libres y los no tan libres a Lucah, tomé la arriesgada decisión de aceptarme tal y como mis sentimientos determinaban que yo era. De entrada y, para suavizar el asunto, decidí no considerarme nunca lesbiana -a pesar de que jamás había sentido atracción hacia ningún chico- simplemente porque no me gustaba cómo sonaba para mí esa etiqueta. Al fin y al cabo, mis sentimientos no eran iguales a los de otra persona en la faz de la tierra y encasillarlos significaba, muy a mi pesar, entrar a formar parte de una masa -ya entonces a mí me gustaba ser única y envidiada por mi preciosa y muy bien consolidada personalidad-. Antes de que me pudiese dar cuenta, dejé que Jeanne pasara a formar parte de mi cúmulo de caprichos platónicos frustrados para centrar mis atenciones en una pelirroja un par de años mayor que yo a la que, lamentablemente, nunca llegué a conocer por su nombre. Todo el mundo la llamaba Pridi y no me molesté en saber el porqué de ese mote tan feo e insulso que, para nada, osaba con hacerle justicia.

Lo que más me gustaba de Pridi eran sus ojos verdes en contraste con su rizada melena de fuego que parecía no acabarse nunca. Tenía una sonrisa que se curvaba en una mueca graciosa cuando fruncía los labios y aparecían dos hoyuelos enmarcando su rostro. Era de carácter tranquilo, le encantaba pasar las tardes leyendo bajo la sombra del árbol de patio y, casi siempre, procuraba permanecer al margen de todo problema o discusión. La primera vez que hablé con ella sentí que el corazón podría subirme en cualquier momento por la boca del estómago y explotar en mi garganta sin previo aviso pero, me armé de valor, y la invité a tomar el primer helado que conseguí robar de la cocina. Cogimos confianza en seguida y se unió a nuestras reuniones en los escalones de la escalera que daba al patio, donde las horas y los días pasaban más rápido de lo que yo, por aquel entonces, era o quería ser consciente. No sé por qué, pero Lucah nunca llegó a sentir simpatía por ella y, cuando le dije que había decidido probar a darle un beso, puso el grito en el cielo y dejó de hablarme sin explicación alguna. Pridi, para mi sorpresa, me dio ese beso y dejó ser besada.

La niña de la melena de fuego que parecía no acabarse nunca

Hoy os regalo un fragmento en el que se ven los primeros intereses sexuales que tiene Meghanne y cómo comienzan a despertársele los instintos. Como podéis ver, Saskia no fue la primera chica en la que nuestra protagonista se interesó como al principio se creía. Quedaos con el nombre de la pelirroja, porque será un personaje clave en el desarrollo de la novela.