Desde Katyn con amor

Katyń le vio volver entre la bruma del alba con el recuerdo congestionado bajo toneladas de olvido. Le resultó tan extraño no escuchar el sonido de las balas atravesando la carne, que se vio obligado a sentarse y observar el silencio mecer las hojas mientras el aire trataba de enfriar su corazón. Galja había estado esperándole allí desde entonces con la misma sonrisa taciturna con la que había suplicado tantos abrazos para las noches más frías de Moscú, y no pudo evitar contagiarse de su perpetua eternidad.

—Prometí llevarte al Paraíso y espero, después de todo, no haber roto con mi promesa.

Para cuando Misha terminó de colocar su arrepentimiento, sus lágrimas y su culpa; cerró el ataúd, percatándose de que su alma había vuelto a recuperar la paz de aquellos días anteriores a la primavera de 1940 y, mecánicamente, dejó de sentir la tortura que traía consigo el peso de tantas muertes olvidadas en el abismo de aquel cementerio polaco relegado en plena frontera soviética. Su amada Galja descansaba en paz y eso era lo único que le importaba.

Z Katynia z miłości 

La masacre de Katyń consistió en una ejecución en masa de militares e intelectuales polacos hechos prisioneros por la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial en la primavera de 1940. La idea era inculpar al régimen nazi de esas ejecuciones en un futuro y, por ello, utilizaron pistolas y armamento alemán suministrado por Moscú. Los cuerpos se depositaron en fosas comunes y no se supo de su existencia hasta mucho tiempo después. En el relato, Misha era un oficial ruso que se enamoró de una mujer polaca y, puede ser, que se conviertan en protagonistas de un nuevo proyecto en un futuro próximo.