Sonrisa caía hacia sus labios

—Nunca te he odiado, Meghanne, pero tú te has encargado de hacer que lo parezca.
Observé el trayecto de una sonrisa cayendo desde la última palabra de aquella frase hasta la comisura de sus labios, pero no se movió ni un centímetro más. Reparé entonces en lo bonito que resultaba la dulzura de ese gesto en su rostro y la sutilidad del escenario que lo acogía: la poca luz que había avivaba la perfección de la mitad de sus facciones impolutas mientras que, la otra mitad, quedaba recluída entre las sombras de la estancia, creando un efecto óptico un tanto delicado que se destruía y recomponía a medida que realizaba cualquier movimiento por pequeño que fuese.
——No, Kate. La postura de tu padre con respecto a mí es lo que te presiona a hacerlo y, siento decirte, que así acabarás por odiarte también a ti misma—murmuró entre dientes, arrastrando su voz cálida por alguno de los dejes guturales que, en ocasiones, olvidaba entre las consonantes—. Siempre he sabido que te ves obligada a aparentar que me detestas pero que, en el fondo, te parezco desmesuradamente atractiva.
—Comentarios como esos son los que me obligan a ello, ¿sabes?—me limpié el sudor de las manos en el pantalón y di un paso hacia atrás hasta quedar un poco más lejos de su alcance cuando, incomprensiblemente, me encontré en medio de un ataque de nervios desesperado y a punto de llegar a la hiperventilación.
Rió suavemente tratando de aproximarse a la comprensión de cada uno de mis movimientos anteriores, acercándose a mí unos centímetros, mientras el foco dejaba de iluminar sus rasgos de nuevo y los sumía en las tinieblas de la habitación. Sus ojos azules parecieron brillar desde la leve proximidad que nos separaba cuando, con un gesto rápido, apagó la luz y todo nuestro alrededor quedó súbitamente a oscuras.

1 comentario:

  1. madre mia. Me encanta! Sigue escribiendo como lo haces porque lo vales. Y sigueme avisando para que lo lea :) Un besazo enorme :)

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