Al abrigo del lienzo moscovita

Segundos después de que la presencia del amanecer nos abandonara, entramos a formar parte de las sombras difuminadas del apartamento. Aprecié el susurro de las motas de polvo envolviéndonos de pies a cabeza, mientras la opacidad de la estancia se encargaba de engullir todo aquello que era ajeno a la escena que se desarrollaba ante mis ojos en aquellos instantes. Aun así, jamás podría obviar el repiqueteo de las gotas del carámbano de la ventana del dormitorio contra la repisa, pues conseguía evaporar mis cavilaciones hasta suspenderlas por encima de la cúpula más alta de Moscú. De todas maneras, allí se encontraba ella para encargarse de que fuera plenamente consciente de todo lo que ocurría y de dónde me hallaba; me recordaba que la realidad, en muchas ocasiones, era capaz de superar a la ficción de aquellas películas de domingo que veíamos abrazadas en su sofá.
S Rozhdestvom , Meghanne.
Casi no tuve tiempo de concluir con mi sonrisa pues, a través del silbido y la fricción de sus consonantes cirílicas, me reencontré conmigo misma de nuevo. Observar su cuerpo desnudo agazapado entre los claroscuros que se adivinaban a través de los pliegues del diván, me inyectó una dosis elevada de exceso de nostalgia. En Manhattan, la Navidad hubiera sido demasiado triste e insoportable para ambas y la dieta a base de kutya indudablemente habría interferido en el proceso de curación de las heridas del alma. Sin embargo, siempre quedaba Moscú para limar las hostilidades. Sus calles ya se encargaban de enfriar lo suficiente el cuerpo como para que permitiésemos también que lo hicieran nuestros sentimientos al llegar a casa. Independientemente, Saskia permanecía hermética a la realidad que se desarrollaba a nuestro alrededor.
Desgraciadamente, había vuelto a encontrarla aquella mañana meditando en silencio; a oscuras y en contra de la existencia del mundo, paseando entre la madera carcomida junto a un vaso de vodka desbordante de melancolía entre las manos. Con los ojos congestionados por la máscara de pestañas, se desvanecía en la ansiedad oculta de su inexpresión y se abandonaba al vacío y al blanco de las paredes, siendo esto último lo único que parecía poder captar su atención por completo. Como siempre, tan sólo me permitía sentarme a esperar a que, sorprendentemente, algún día se decidiera a abrirme camino a su angustia. No ocurriría. Nunca antes fue capaz de beberse de un trago aquel vaso de vodka ni lo conseguiría jamás, como tampoco haría estallar en mi presencia el cóctel molotov de aflicciones insustanciales que solían almacenarse en su garganta hasta prender un día el silencio con lágrimas teñidas de colorete y cosmético. Mi organismo producía entonces ingentes cantidades de impotencia al respecto, pero no podía hacer nada más que observarla autodestruirse en silencio.
— ¿Algún deseo para este Rozhdestvo, Saskia?
—Ven aquí.
Alargó su mano hacia mí con la desesperación de alguien que se aferra a la vida antes de caer al vacío, atrapando mis dedos entre los suyos con sutileza sin consolidar por completo el contacto, hasta encajar mi cuerpo suavemente sobre sus rodillas. Toda ella actuaba como un imán cuyo polo negativo cautivaba a mi parte positiva y viceversa. Nuestros cuerpos siempre se acoplaban el uno en el otro, esculpidos perfecta y armónicamente para permanecer unidos a partir de proporciones y cánones que implicaban necesidades fisiológicas y plenamente humanas. Sin estar relacionado con la belleza, ese equilibrio reflejaba la óptima conexión enteramente íntima y sentimental con la que debían coexistir nuestros organismos ya que, aquello que se desataba biológicamente en nuestro ser más tangible, era imagen del orden o euforia emocional liberada en nuestro interior. Automáticamente, mis labios recibieron la orden de condenar a los suyos al calor de un beso eterno, pero me detuvo.
—Vuelve a hacer aquello que solías hacer conmigo en Central Park.
Sonrisa reapareció para alumbrarnos a ambas esta vez, prendiendo primero su rostro cansado y luego contagiando al mío con el mismo tipo de luz. Ahora sí me besaba con su ardor cálido, reconfortándome con ese sentimiento de hogar y perpetuidad que había construido el paso del tiempo para nosotras. Saskia tomaba cada curva de mis labios más despacio que de costumbre, pero evitaba de alguna manera entregarse por completo a lo que hacía a sabiendas de que en algún momento acabaría reprochándoselo. Tímidamente tracé con la yema de mis dedos una autopista desde su mejilla hasta la parte izquierda del pecho. Allí me encontré con su corazón palpitando envuelto en una melodía de fuegos artificiales, sustituyendo las amarguras repentinas y las aflicciones por nuestra realidad más cercana. Sonreímos al encontrarnos de nuevo. Aquello tomó el mismo matiz utópico de siempre cuando quedé a horcajadas sobre ella y frené sus ganas de mí de la manera más espontánea posible:
— ¿Entonces carboncillo, lápiz o pastel?




¡FELIZ AÑO NUEVO A TODOS! Por este motivo he decidido subir la continuación de la entrada anterior -con sus respectivos arreglillos- y explicaros unas cositas sobre cultura  rusa, para poder entender un poquito mejor el texto. En primer lugar, deciros que en Rusia la Navidad se llama Rozhdestvo Jristovo -Nacimiento de Cristo- y se celebra en torno al 7 de enero, ya que sigue el calendario ortodoxo. Como los cristianos en Cuaresma, realizan un ayuno previo al Rozhdestvo y su dieta se reduce casi por completo a la kutya -gachas de cereales muy espesas típicas de Ucrania, hechas con bayas de trigo, miel y semillas de amapolas-.

7 comentarios:

  1. Me encanta como describes sin caer nunca en el pecado de sobrecargar el texto y como le das a tus personajes la profundidad necesaria para conseguir que antes de terminar un párrafo ya quiera leer el siguiente.

    Como siempre has conseguido dejarme sin palabras. Magnífico, Karlie.

    Mil besos,

    Carlota.

    ResponderEliminar
  2. Guau, Karlie, qué bonito. *.*

    Lo único que hasta que no he leído la aclaración que has hecho al final no he podido comprender algunas cosas, pero bueno. Aun así, la manera de expresarte es brillante y las descripciones fabulosas. :)
    Enhorabuena.

    ResponderEliminar
  3. Sabes que lo mio con estas dos ya roza la obsesión absoluta y que me pueden y me tocan hasta el infinito y mas allá y que soy proSaskiaMeghanne y que asldkjaksjdajsdñka... Para que narices entra Kate a joder nada? Son preciosas, perfectas, rebonitas...aiaiaiaiaia... yo quiero una Saskia o una Meghanne para mí (ya paro, vale?)XD
    Este trozo es increíble. Subiste uno al otro blog con otra escena en Amsterdam que ya me partió el alma, pero es que este...OMG. Chiquilla, quiero tu libro para las Navidades que viene porque necesito más trozos como este. Enciima la narración y las descripciones son una pasada y la documentación y todo lo que sabes y lo interesada que estás por la cultura rusa hace que sea todavía más exquisito. Hay miles de frases con las que decoraría mi superlibretita de frases. IN CRE Í BLE


    Feliz año, señorita Karlie y espero que tires a Kate por las escaleras pronto.

    De V.

    ResponderEliminar
  4. Madre mía. Está... Está genial ;) Escribes maravillosamente bien, y el relato engancha muchísimo. No dejes de escribir, y avísame para la siguiente. Anímate a pasarte por mi blog y dejar un comentario. Un besito ;)

    ResponderEliminar
  5. Tengo ganas de saber cómo fue su primera vez. Espero que la incluyas. Recuerdo que la de Meghanne con Kate me encantó y deberías hacer justicia con ellas.
    Yo con V hasta la muerte. Me quedo con Saskia y Meghanne.


    Abur

    ResponderEliminar
  6. Lo leí hace tiempo, y como todos los anteriores me ha encantado :)

    ResponderEliminar